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Los fusibles para sistemas fotovoltaicos son elementos de protección contra corrientes de retorno, y suelen tener un procedimiento definido para su cálculo, así como ciertas restricciones referentes a su uso como medios de desconexión. En este blog hablaremos acerca de algunas características que normalmente no son tomadas en cuenta a la hora de seleccionar e instalar fusibles.

Relación con la temperatura.

Como todo equipo eléctrico, los fusibles de aplicación fotovoltaica ven su rendimiento modificado por las variaciones de temperatura. Y es que cuando la temperatura aumenta, la capacidad de circulación de corriente disminuye en una proporción considerable. De hecho, lo normal es que el fabricante entregue una gráfica en donde se vea la reducción de la capacidad de un fusible en función del aumento de temperatura en el ambiente. A continuación se muestra un ejemplo.

Imagen 1 – Reducción de capacidad de los fusibles en función de la temperatura. Fuente: Eaton.
Imagen 1 – Reducción de capacidad de los fusibles en función de la temperatura. Fuente: Eaton.

Como se puede observar en la imagen 1, en el caso del fusible de 15 A (PV15A10#), su capacidad de conducción de corriente empezará a reducirse a partir de los 30˚C, pudiendo llegar hasta los 13 A cuando opere a una temperatura de 64˚C aproximadamente. El escenario de los 64˚C no es muy descabellado, pues si los fusibles están expuestos al sol, es verano y se contabiliza la corriente que por ellos circula, la temperatura sí puede llegar a esos valores.

Certificación para fusibles

Como casi cualquier equipo eléctrico utilizado en instalaciones eléctricas, los fusibles de aplicación fotovoltaica deben ser aprobados para dicho uso. Anteriormente solo se contaba con el estándar UL 248, para fusibles de instalaciones con bajo voltaje. Sin embargo este estándar no cubría las necesidades específicas con las que debe cumplir un fusible de aplicación fotovoltaica, pues se limitaba a 600 V, sin importar si se habla de CD o de CA.

Imagen 2 – Etiqueta de un fusible aprobado bajo UL 248
Imagen 2 – Etiqueta de un fusible aprobado bajo UL 248

Afortunadamente, al día de hoy se cuenta con el estándar UL 2579, el cual es un estándar específico para fusibles de aplicación fotovoltaica, y que dentro de sus particularidades, destacan tres grandes pruebas.

1 – Aumento de voltaje.

Las pruebas que implica un equipo certificado en UL 2579, ya engloban los tres posibles voltajes a los cuales normalmente funciona un arreglo fotovoltaico; 600, 1000 y 1500 V. También es importante aclarar que el estándar UL 2579 aprueba equipos solamente de CD.

2 – Capacidad interruptiva.

A diferencia de los fusibles de CA, que dependiendo del tipo de lugar donde se instalen, pueden llegar a tener una capacidad interruptiva de hasta 200 kA, los fusibles de tipo fotovoltaico basta con que marquen su capacidad interruptiva, la cual normalmente es de 10 kA, o incluso pudiese llegar a ser de 5 kA, pues los módulos fotovoltaicos son una fuente de corriente limitada.

3 – Sin requerimientos adicionales

No se necesitan requerimientos adicionales para aprobar un fusible bajo UL2579, pues como ya se ha mencionado, los fusibles de aplicación fotovoltaica no implican corrientes de arranque bruscas, capacidades interruptivas grandes o desfasse de tiempo, pues su aplicación y operación es más sencilla que con cargas grandes de CA.

Imagen 3 – Los fusibles identificados como de aplicación fotovoltaica pueden tener la indicación “gPV” o bien, la leyenda “Solar PV” o un sello del laboratorio apropiado.
Imagen 3 – Los fusibles identificados como de aplicación fotovoltaica pueden tener la indicación “gPV” o bien, la leyenda “Solar PV” o un sello del laboratorio apropiado.

Finalmente, hay que destacar que la UL 2579 no es la única certificación aplicable a fusibles de sistemas fotovoltaicos, sino que también se puede contar con fusibles certificados bajo IEC 60269-6, en cuyo caso tendrán la identificación “gPV”.

En conclusión, tanto para los sistemas fotovoltaicos como para otro tipo de instalaciones eléctricas,  siempre se necesita saber si una protección se debe poner o no es necesaria. No solo se trata del aspecto económico, sino que agregar protecciones de más implica puntos de conexión adicional, y por ende, más posibles puntos de falla.

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